El ciclismo de montaña es divertido debido a la gran variedad de terrenos, contrario a correr sobre pavimento todos los días (pobrecitos camelleros...). Los factores climatológicos, la temperatura, la estación del año, los elementos y desastres naturales influyen en las condiciones del terreno, por lo que cada trilla constituye una experiencia única. A continuación encontrarás técnicas para correr en distintos terrenos.
Un mero granito de arena puede pasar desapercibido, pero cuando se conglomera en cantidades mayores, puede llegar a conspirar en tu contra.
El tipo y la consistencia de la arena pueden variar considerablemente según los factores ambientales, por lo que conllevan técnicas distintas. Por regla general, cuando se corre sobre arena suelta o profunda, es mejor mantenerse sentado y mantener el peso en la parte de atrás del sillín. La idea es mantener la rueda delantera liviana para que no se entierre en la arena y te tumbe de la bici. Es importante que mantengas el cuerpo relajado y que permitas que la rueda delantera flote un poco, pero trata de que no se vire o pierda su curso. Es aconsejable que mantengas el impulso, que tus pedaleos sean consistentes y equilibrados, y que no hagas movimientos bruscos. Trata de manejar la bici gradualmente, inclinando el cuerpo, en vez de virar tanto el manubrio.
Hay tipos de arena imposibles de correr, no importa la técnica que utilices (intenta correr en la arena profunda de una playa y verás). Como último recurso puedes pedalear de pie para que tu peso corporal genere fuerza, pero lo más probable es que no puedas seguir avanzando por mucho rato. Si te encuentras con mucha arena o te gusta correr en dunas de arena, usa las gomas más anchas que puedas instalar en tu bici para que tengas mayor flotación. Te deberás preparar para pedalear fuerte si quieres seguir adelante. Al menos sabes que si te caes, aterrizarás sobre un terreno suave.
Ascender, o subir cuestas, puede resultar en tremendo acto de malabarismo si el terreno se torna demasiado empinado.
Las inclinaciones leves en realidad no requieren una técnica distinta a la de correr plano, excepto que tienes que pedalear más fuerte, mantener tu peso centrado en la bici e inclinarte un poco hacia adelante. Selecciona un cambio cómodo y trata de mantenerte sentado. Asegura que el sillín esté lo suficientemente alto como para que puedas extender bien las piernas. Debes anticipar el terreno que se avecina y estar preparad@ para raíces, piedras o troncos que requieran impulso para poderlos pasar. Evita gastar demasiada energía rebasando obstáculos si la subida es muy larga. Controla tus movimientos, establece un buen ritmo respiratorio y si es necesario, usa las extensiones (los “cuernitos”) del manubrio para cambiar la posición de las manos, estirar un poco el cuerpo y transferir tu peso corporal un poco hacia adelante. Puedes echar una miradita rápida al tope de la cuesta, pero mantente concentrad@ en el terreno inmediato y visualiza la subida por secciones.
En las cuestas más empinadas necesitarás una gran cantidad de energía para lograr subir incluso secciones cortas y deberás estar preparad@ para trabajar duro de verdad. Las subidas largas y empinadas son un tremendo reto aeróbico y tus músculos se pueden cargar rápidamente de ácido láctico. Puede que no tengas la fuerza o la destreza para subir algunas cuestas y en estos casos te tendrás que conformar con subir la sección que puedas montado y subir el resto a pie. Además de estar en condición para el consumo excesivo de energía, debes tener la transmisión en el cambio correcto y mantener la bici bien equilibrada durante el pedaleo. Trata de correr con un cambio más pesado de lo que piensas que necesitas. No pongas la bici automáticamente en el cambio más liviano (el “monito”) a menos que el terreno sea tan empinado que así lo requiera. Trata de anticipar las cuestas y ajusta los cambios antes de llegar a las partes empinadas. A veces es difícil bajar los cambios si estás ejerciendo mucha fuerza para subir y necesitas un cambio más liviano. Trata de mantenerte sentado, incluso en las cuestas más empinadas. Además, agáchate y mantén la nariz y tu peso hacia adelante. Si la rueda trasera comienza a perder tracción, inclínate sólo un poco hacia atrás. Evita pedalear de pie a menos que ya estés bastante cerca del tope de la cuesta. Si quieres, usa los “cuernitos” o las extensiones del manubrio para mantener tu peso hacia adelante. Debes pedalear con suavidad y firmeza, pero evita pedalear hacia abajo demasiado rápido. Siéntate en la parte delantera del sillín y mantén la mayor parte de tu peso sobre los pedales y no sobre el sillín. En las partes más empinadas debes agacharte bastante de manera que el torso y la parte superior de tu cuerpo queden casi paralelos con el piso.
Si ves que la cuesta es demasiado empinada y no la puedes seguir subiendo montado, debes apretar AMBOS frenos a la vez para que la bici no se vaya para atrás cuando te detengas para desmontarte. Desmóntate por el lado que prefieras y para facilitarte la labor, inclina la bici un poco hacia el lado por donde te vayas a desmontar. Así podrás sacar las piernas con menos problemas. A veces desmontarse en una sección muy empinada puede resultar difícil, así que ten cuidado. Si estás corriendo “clipeado” (en buen espanglish), tienes que “desclipearte” a tiempo si no quieres deslizarte cuesta abajo con todo y bicicleta pegada a los zapatos (como le sucedió a esta servidora en Monagas). Además, una vez estés desmontado, los zapatos con ganchos o “cleats” pueden hacerte resbalar en los terrenos más empinados, por lo que subir la bici a pie puede resultar difícil en algunos casos. Si no puedes subir la cuesta y decides bajarla, observa el terreno y las secciones difíciles que vayas a enfrentar durante el descenso. Antes de bajar, visualiza la ruta a seguir.
Para llegar a dominar los descensos o downhills, es bueno seguir algunas reglas sencillas. La regla básica es que deberás mantener tu peso corporal en la parte trasera de la bici. Debes agarrar el manubrio con firmeza y mantener los codos bajitos. Adopta una postura firme sobre los pedales y asegura que las zapatillas estén bien colocadas. Coloca los pedales y las manivelas al mismo nivel y paralelos al piso. Despégate del sillín y agáchate para mantener un centro de gravedad bajo. Si vas a estar bajando cuestas, puedes bajar el sillín. Durante los descensos más empinados, debes inclinar el cuerpo detrás del sillín extendiendo los brazos hacia atrás, acercando el pecho al sillín. Observa el terreno con anticipación y prepárate para las áreas difíciles. No corras más rápido de lo que debas y reduce la velocidad de vez en cuando. Sin embargo, ten presente que algunas partes difíciles se manejan mejor si se bajan con cierta rapidez. Usa los frenos para controlar la velocidad, pero no aprietes demasiado el freno delantero, pues te puedes dar tremenda caída. Usa más el freno trasero, pero evita que la rueda trasera patine. De la misma forma, incorpora el freno delantero según resulte necesario, pero asegura que la rueda delantera nunca patine. Si vas a caerte, es mejor que te caigas hacia atrás o hacia el lado de la bici, pero nunca delante de ella. El equipo de protección (como guantes, casco enterizo, rodilleras, coderas, espinilleras, etc.) y tener una bici hecha o preparada especialmente para descensos es esencial para todo aquél que quiera tomar el deporte de downhill más en serio.
El fango puede dañar tu uniforme más rápido que cien trillas en terreno seco.
El fango es uno de los tipos de terreno más difíciles de correr, especialmente si se combina con cuestas, piedras, troncos o raíces. Cuando estés corriendo en áreas enfangadas, evita movimientos repentinos o rápidos y, al igual que en la arena, usa el impulso a tu favor. Puedes bajar la presión de aire de las gomas para aumentar la tracción. En áreas excesivamente enfangadas el fango se puede acumular en la bici y añadir de 5 a 10 libras de peso en un santiamén, al igual que puede prevenir que las gomas rueden y giren apropiadamente. Cuando la acumulación de fango sea excesiva, puede que la goma delantera no gire en lo absoluto, pero sí patine y se deslice. En estas condiciones se requiere que se ejerza presión sobre los pedales con firmeza y a un ritmo constante. También debes evitar pegar frenos en la medida posible. Trata de que la rueda pase por cualquier obstáculo a un ángulo de 90 grados y mantén tu peso corporal centrado entre las ruedas. Corre livian@, equilibrad@, centrad@ y list@ para desmontarte de la bici.
Habrá ocasiones en que la bici se te deslice de las manos y entonces cuán rápido reacciones decidirá si te caes o no. Una ramita te puede ayudar a remover el fango en exceso de las gomas, el cuadro y los frenos, si quieres parar a hacerlo. Si vas subiendo una cuesta, puedes seleccionar un cambio más pesado y no pedalear de pie. Genera velocidad antes de subir estas secciones empinadas. Otro posible problema es que se enfangue el sistema de transmisión y no puedas manejar bien los cambios. En estos casos es conveniente usar la estrella delantera o “chainring” del medio y no la pequeña.
También es aconsejable darle una buena lavada a la bici antes de que el fango se seque. Lo más importante de todo es que si el terreno está muy enfangado, quizás ni siquiera debas estar corriendo bicicleta ya que puedes causar daños severos a la vereda.
La gravilla es lo más cercano a una carretera pavimentada que los incondicionales del ciclismo de montaña están dispuestos a correr.
La gravilla es un área donde no quieres caerte. Ten cuidado cuando entres a un área con gravilla. Mantén el peso atrás y quédate en el sillín. Hay gravilla de distintas formas y tamaños. Hay gravilla que se siente como si estuvieras corriendo sobre canicas, mientras que hay gravilla que se siente como cualquier otra piedra. La clave en este tipo de área es tener buen equilibrio y estar alerta. Evita movimientos repentinos. Debes agarrar el manubrio con firmeza, llevar la rueda delantera en un cambio liviano y usar tu propio peso para dirigir la bici gradualmente, en vez de hacer virajes bruscos con el manubrio.
Las hojas pueden ser tan resbalosas como el jabón. Incluso al subir la bici por una cuesta a pie las hojas pueden resultar traicioneras, especialmente si llevas los ganchos o “cleats” puestos.
Las hojas pueden ser un factor muy importante que hay que considerar al correr en áreas boscosas. Tu seguridad puede irse por la borda en áreas con una capa alta de hojas, por lo que debes estar preparad@ para enfrentar lo inesperado. Los surcos, hoyos y áreas erosionadas tienden a acumular la mayor parte de las hojas en un bosque y pueden representar un peligro para el ciclista.
Por un lado, correr sobre hojas puede resultar divertido, pero por el otro, puede resultar difícil detectar obstáculos y cambios en el terreno que se encuentren ocultos entre las hojas. Debes estar pendiente de las raíces y piedras. Si estás corriendo en un canal, cauce o surco, ten en cuenta que los bordes por lo general tienen menos piedras que el medio, pero el ángulo hará que la bici se incline un poco hacia los lados y patine. Es más fácil equilibrarse en el medio o fondo del canal y además patinarás menos. Sin embargo, ahí encontrarás más piedras y si están cubiertas de hojas puede que no las veas. Hacer descensos o “downhills” en áreas cubiertas de hojas puede ser peligrosísimo. Podrías perder tracción y/o chocar con una piedra y detener o vaciar la rueda delantera. Debes correr con precaución, manejar lento, mantener el equilibrio si la rueda delantera patina hacia los lados y estar prepara@ para golpear obstáculos ocultos. Mantén el peso atrás, los pies en los pedales y las muñecas bajas. Si golpeas un tronco en un ángulo de 45 grados porque estaba oculto por seis pulgadas de hojas ya sabes que probablemente te espera una buena caída.
Una capa delgada de hojas húmedas puede ser como correr sobre jabón. Evita movimientos repentinos, pega freno con gentileza y sé cautelos@ con las palancas de freno. No hagas virajes repentinos y mantén el peso centrado en la bicicleta. Maneja suave en las curvas. Está pendiente a cualquier deslizamiento y corre con la mayor agilidad posible.
Correr sobre hojas puede resultar divertido para el corredor precavido. Las hojas también pueden embellecer las veredas con su variado colorido, así que disfrútalas cuando puedas.
Si no le has pasado por encima a una piedra con la bici, no has corrido bicicleta.
Correr sobre piedras se puede tornar difícil según el tamaño y el espacio entre cada una. Si tienes suspensión delantera y trasera (“full suspension”) será tanto una bendición como una maldición en terrenos muy rocosos. Es cierto que la suspensión hace que la trilla sea más cómoda y suave, pero también puede trabajar en tu contra si vas despacio y las piedras son grandes. Al golpear una roca, en vez de pasarle por encima con la rueda, la orquilla se detiene, se comprime y te puede hacer volar por encima del manubrio. Por esta razón, es bueno mantener el impulso y correr en un cambio un poco más alto. Hala el manubrio hacia arriba en cada piedra prominente a la que le tengas que pasar por encima. Debes recordar que la rueda trasera quizás pase por la misma piedra y si mientras tanto golpeas otra piedra con la rueda delantera, la bici puede detenerse abruptamente.
Contemplar la línea o ruta a seguir también es importante. Escoger la mejor línea o ruta a seguir puede ser la diferencia entre salir complacid@ o descontent@. No esperes hacer muchos virajes tampoco. Observar bien de antemano cada sección que se avecina te ayudará a terminar la ruta. Puedes bajarle un poquito la presión a las gomas para tener mejor tracción, pero no la bajes tanto como en el fango.
A veces puedes llegar a lugares donde las rocas simplemente no se pueden pasar en bici. En estos casos, es preferible detenerse que volcarse. Si la bici se vuelca, trata de aterrizar con los pies en la tierra. Asegura que no se te enreden los pies con el manubrio que a estas alturas estará acercándose al piso a medida que la bici se levanta verticalmente y da la vuelta.
Cuando el calor sea insoportable, detente en una quebrada o en un riachuelo para mojarte la camiseta. Luego, sal pedaleando y tendrás un acondicionador de aire instantáneo.
Como regla general, puedes cruzar la mayoría de las quebradas y los riachuelos si el agua tiene menos de un pie de profundidad. Esto dependerá del tipo de fondo (arena, gravilla, piedras), y de la parte por donde vas a entrar y la parte por donde vas a salir de la quebrada. Cuando te acerques a una quebrada, observa si puedes cruzarla sin tener que desmontarte de la bici. Lo ideal es que puedas ver el fondo y el tipo de terreno. Será difícil escoger la línea a seguir ya que debes concentrarte más en la entrada y la salida para decidir por donde vas a pasar. Debes estar en un cambio bajito antes de entrar pues no querrás trastear con los cambios una vez estés cruzando por el agua. También puede que necesites estar en un cambio bajo para salir de la quebrada en la orilla opuesta. Asegura que la entrada esté libre de obstáculos y que entres con velocidad.
No es buena idea sumergir el eje pedalier (“bottom bracket”) ni los bujes (“hubs”) en el agua en ningún momento. El agua podría filtrarse por los selladores, dañar la caja de bolas (los “bearings”) y remover el lubricante o la grasa.
Cuando entres al agua, levántate en los pedales en la posición de “ataque” o de “abalanzarse”. Tranca los codos y prepárate para golpear las primeras piedras. Luego de que golpees las primeras piedras, enderézate aún más y comienza a pedalear. Agarra el manubrio con firmeza y trata de mantener la bici completamente derecha. Puede que los pies se sumerjan en el agua cuando pedalees hacia abajo, pero trata de ignorarlo si puedes. Selecciona la salida, que muy bien podría ser una orilla empinada y enfangada. Quizás necesites pedalear con fuerza y tener buena tracción para lograr salir por la orilla opuesta, si es que lograste cruzar por el agua y llegar hasta allá. Usa el impulso que tengas y sigue pedaleando de pie. Si empiezas a perder tracción, mueve tu peso un poco hacia la rueda de atrás y quédate en posición agachada. Puede que lo logres, como puede que termines dándote un chapuzón involuntario. Ciertamente esta posibilidad es parte de la diversión de atravesar una quebrada o un riachuelo en bicicleta.
Si por alguna razón tienes que pasarle por encima a una planta, asegura que sea por esta parte...
Las raíces pueden llegar a ser un obstáculo difícil. No son fáciles de pasar si son grandes, si están en un mal ángulo o mojadas. Un problema común ocurre después de levantar la rueda delantera para pasar la raíz. La rueda trasera luego puede deslizarse al chocar de frente o en la cresta de la raíz y esto podría volcar la bici de lado. Cuando te acerques a la raíz, mantén un ángulo de 90 grados, aumenta un poco la velocidad, hala la rueda delantera hacia arriba para pasarle por encima a la raíz y luego transfiere rápidamente el peso del torso y la parte de arriba del cuerpo hacia el frente para mayor impulso y lograr que la rueda trasera se levante y pase por encima de la raíz. Debes estar preparad@ para maniobrar en caso de que la rueda trasera se deslice un poco hacia el lado cuando le pase por encima a la raíz. Si hay varias raíces consecutivas, necesitarás concentración, equilibrio, ritmo, técnica (y suerte).
Los troncos pueden brindarte mucha diversión, pero también pueden provocarte tremendo chichón.
Definitivamente los troncos pueden ser muy divertidos. Pueden estar solos, en una montañita o en sucesión. Cualquier combinación es posible. Una técnica para maniobrar por troncos es levantar el manubrio ya sea antes o durante el contacto con el tronco. A menudo la estrella delantera (o “chainring”) tocará el tronco cuando le pases por encima. Una buena estrella no se doblará ni se dañará cuando esto suceda. Aunque las estrellas de calidad pueden ser bastante resistentes, los dientes de la estrella se pueden dañar con las piedras o con troncos, así que es importante elevar la bici bastante del suelo. Los ciclistas de montaña experimentados saben cuando van a raspar la estrella con el tronco y cuando le van a pasar sin tocarlo. Usa la técnica de levantar el manubrio y luego transferir el peso corporal hacia el frente.
Entra por el tronco a un ángulo de 90 grados. Si está húmedo o resbaloso, ten más cuidado. Si no estás “clipeado” (en “buen” español...) puedes poner el pie en el piso si es necesario. Si estás “clipeado”, puedes saltar los troncos hasta cierto punto sin tan siquiera tocarlos. Si un tronco es demasiado grande para cruzarlo, puedes desmontarte de la bici o sólo pasar la rueda delantera montado y luego sacar el pie para empujarte y cruzar el tronco. Para esto, puedes poner el pie sobre la parte superior del tronco.
Los troncos grandes definitivamente se prestan para hacer un “endo” cuando la rueda delantera está demasiado vertical al bajar del tronco y la bici se vuelca y te arroja. Debes mantenerte derech@ mirando hacia la vvereda que tienes delante al bajar por un tronco, pues esto te ayudará a mantener el peso hacia atrás en el momento en que la rueda delantera entre en contacto con el piso luego de bajar del tronco. Debes hacer lo mismo cada vez que cruces un tronco grande. En ocasiones la suspensión delantera puede agravar este problema y aumentar la posibilidad de hacer un “endo”. Para evitarlo, mantén tu peso BIEN ATRÁS luego de que llegas a la cresta del tronco y comienzas a bajarlo. Cuando cruces montañas de troncos, recuerda que sólo porque los troncos estén bien colocados en la subida, no significa que estarán igual de bien puestos en la bajada. Puede ser que la bajada sea una caída o “drop off”.
que bom que m aceitou também!
ResponderBorrarvotei em todas as suas enquetes.
vou tentar em seu idioma:
"votes las ecuestas de tu blog"
seu blog está escelente!